La trata de personas tiene como cómplices a la pobreza y a la ausencia del Estado


DELITO NATURALIZADO
Tucumán, 7 de marzo 2012
La diputada (mandato cumplido) Fernanda Gil Lozano disertó en nuestra provincia sobre las características que engloba la comisión del delito de Trata de personas. Sostuvo que este accionar se fundamenta debido a la desigualdad económica y social. Criticó la falta de políticas acertadas que regulen y penalicen dicha ilicitud.
Disertación
Gil Lozano cuestionó el sistema patriarcal de la sociedad.
Cuando Tucumán cobija todas las miradas a nivel nacional debido al desarrollo del juicio por la desaparición de Marita Verón, se visibilizó al mismo tiempo una de las vejaciones a la integridad física y moral de las personas que, pese a estar presente a lo largo de las páginas que escribió la historia, se naturalizó como una forma de vida enlazada a los procesos sociales y económicos que no discrimina a la hipocresía de nuestra comunidad.
La Trata de personas fue el tema central sobre el que giró la mesa panel que se llevó a cabo ayer en el Concejo Deliberante capitalino, donde la expositora principal fue la diputada nacional, mandato cumplido, Fernanda Gil Lozano (Coalición Cívica). En su alocución, la ex parlamentaria caracterizó que este fenómeno “toma fuerza a partir de argumentos y políticas neoliberales que dejaron a una buena porción de la población fuera de los procesos económicos y fomentaron gran parte de la exclusión social”. En este sentido, subrayó que “el cómplice más terrible es la pobreza y la ausencia del Estado, propiciando así una vulnerabilidad de derechos”, indicó.
Al tiempo de definir a la Trata como el traslado, cooptación y engaño de personas para la comisión de distintos delitos, entre los cuales puede tipificarse a la explotación sexual en prostíbulos, Gil Lozano sostuvo que esta actividad compite con la venta de drogas y armas a escala mundial como parte de un crimen que maneja un importante caudal de dinero que atenta contra la implementación de normativas que aspiren a penar este tipo de comercio, al que calificó como “la esclavitud de esta época”.
“En la Trata lo que se encuentra también es la concurrencia de delitos, una mujer está siendo explotada y a la vez está siendo secuestrada o bien amenazada a su familia. Puede no existir la coerción física, pero las mujeres conviven en situaciones de vulnerabilidad muy importante”, describió.
Normativa laxa
Flanqueada durante la charla por la concejal Sandra Manzone (impulsora del evento) y Lucía Briones (responsable del Departamento de Violencia y Mujer del municipio capitalino), quien milita en las filas del partido que fuera creado por Elisa Carrió, criticó la omisión del Estado al momento de encarar soluciones o intervenciones que regulen el delito en cuestión.
De este modo, consideró necesario “tener un acuerdo político contundente, eficaz, porque no podemos darnos el lujo de divisiones partidarias estúpidas”, al momento de tratar la temática. “El problema de la Trata de personas excede a las gestiones de turno, por eso es necesaria una alianza política, porque en los intersticios de una norma está el beneficio de los tratantes”, agregó la también investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Como dato adicional que permitió enmarcar la exposición, se resaltó que en nuestro país cerca de 500 mil personas son víctimas de la Trata, diferenciando aquellas que se encuentran sometidas a la denigración sexual, como así también el conjunto de individuos empleados en trabajo esclavo. Al respecto, y a modo de ejemplo, indicó que el 75 por ciento de la mano de obra de la industria textil de Argentina es mano de obra esclava.
Gil Lozano objetó el carácter laxo que presenta el Estado argentino al momento de abocarse al análisis del tópico, al estimar que la prostitución en el país es encarada desde “el marco abolicionista: no la prohíbe, no la reglamente, no la alienta, pero opina que si dos personas mayores de edad tienen determinado acuerdo, esa actividad no es punible, es decir no penaliza ese acuerdo. Se considera punible cuando hay un tercero que se queda con la plata”.
Asimismo, sostuvo que hay sectores que defienden a la prostitución autónoma, como un servicio. “Pero la prostitución no es un trabajo, es producto de una sociedad desigual. Quienes se consideran trabajadores sexuales y piensan que desde esa posición pueden pelear un lugar más digno, me pregunto ¿acaso esas mujeres pueden decir en su barrio que son trabajadoras sexuales? El estigma que hay sobre esta situación es muy grande porque se trata de una situación de sometimiento”, alegó.
Otro de los cuestionamientos elevados por la Magíster en Sociología y Análisis Cultural se relacionó con la normativa vigente sancionada en 2008 que pretende limitar este accionar ilegal, pero que, según su consideración, no logra englobar aspectos de fondo para este delito. Una de las razones que motivan el desacuerdo para con la legislación, radica en el tramo etario de las personas sometidas que conlleva la respectiva penalización a los proxenetas, puesto que, al ser mayor de edad, se alega que realiza esta actividad por decisión propia de la víctima.
“Somos presos de los vicios del consentimiento, la edad de las victimas tiene que ser un agravante, pero víctimas son todas, con la ley avanzamos sobre las partes más vulnerables de esta red. Cuando la Argentina permite que los mayores no sean víctimas de Trata y los menores sí, no defiende la niñez y la adolescencia, defiende a los tratantes, quienes no se especializan en mayores o menores, sino que arrasan con todo”, explicó.
Contrariedades
La ex diputada también comentó las rispideces que levantó el tratamiento de la ley y que le valió reparos por parte de los demás parlamentarios.
“Cuando se votó la ley de Trata me decían otros diputados que lo único que se buscaba era cerrar prostíbulos, ‘les querés poner candado a la concha de las putas, no tenés derecho’, sostenían en privado. Y no es así, porque lo que se pretende es cuidar las conchas de las putas. Yo no quiero candado, cada una puede hacer lo que se le dé la gana, pero hay que cuidar a todas por igual, no por ser puta merecen el desprecio”, graficó de manera literal.
Casi al final de su alocución, Gil Lozano se despachó contra la esencia misógina que demostraría la sociedad y para ello apeló a uno de las frases más trilladas que se utilizan para referirse a la prostitución como medio de vida, la cual fue desmentida y objetada por el solo carácter deslegitimante para con las féminas.
“El primer oficio que tuvimos las mujeres fue dar a luz y ser parteras, no lo fue el ser putas, eso es una mitología de la historia patriarcal que en algún sentido se emparenta con el tema de la Trata. La sociedad moderna es una gran disociadora de distintas conductas nuestras, entre ellas la sexualidad”, argumentó.

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